Cláudio Tupinambá:


«La educación musical pasa por relacionarse con gente, y ayudarles a que la música ocupe un bonito y relevante papel en sus vidas»

La Camerata de Guitarras de Leganés nos ofrece este próximo sábado el concierto de apertura del Festival Ex Corde. Y este año además celebran su 25 aniversario. Hablamos de esta efemérides, de la trayectoria del Festival, -ya que fue uno de los fundadores-, y de muchas cosas más con Cláudio Tupinambá (Río de Janeiro, 1970), compositor, guitarrista,  y director de la Camerata.

Fernando López: Hola Cláudio, qué alegría volverte a tener en el Festival Ex Corde. La Camerata de Guitarras de Leganés cumple 25 años, un cuarto de siglo -que se dice pronto-, ¿Cómo ha sido la evolución de vuestra agrupación en estos 25 años? ¿Nos puedes contar un poco cómo fueron los comienzos?

Cláudio Tupinambá: Pues sí, es siempre una alegría pasarme por el Festival, me siento en casa, y me siento feliz – así que ¡gracias por recibirnos!

La Camerata empezó en febrero de 1994 como un punto de encuentro para los estudiantes de guitarra y un espacio para hacer música juntos. Cuando empecé a trabajar en la Escuela Conservatorio Profesional de Música de Leganés en 1993 había más de 500 alumnos, dos bandas sinfónicas, dos orquestas sinfónicas, una coral polifónica, una banda de cornetas tambores y gaitas y otros grupos de cámara, pero la guitarra no tenía nada, estaba medio puesta a un lado… infelizmente con nuestro instrumento a veces eso suele pasar, ¿verdad? En fin: de ahí nació la iniciativa. Y lo que empezó como un grupo de alumnos informal terminó por convertirse en un grupo estable formado por alumnos y exalumnos, con identidad amateur pero comprometido siempre con la mayor excelencia musical posible. Al final, nos convertimos en una gran familia – exintegrantes incluidos. Y es que la mejor manera de vivir la música es entre amigos, la experiencia musical es permeada por lo artístico y lo humano, no veo como disociarlo. El objetivo no es solo tocar y disfrutar; es crecer, es ser feliz.

F. L: Hace unos años fuisteis representantes de España en el European Youth Music Festival, ¿Qué supuso para vosotros participar en este Festival? ¿Cómo fue la experiencia para los componentes?

C. T: Estuvimos en la 5ª edición en 1998 Barcelona, y luego en 2000 en Noruega, donde fuimos integrados a la orquesta sinfónica de nuestro Conservatorio, con un repertorio de Boccherini, Rodrigo y Falla. Para todos ellos creo que fue muy especial. Estar en contacto con tanta gente de tantas partes, escuchar tanta música buena, y vivir momentos únicos, como tocar en la Casa Golferichs, en el Olavshallen de Trondheim o dar un concierto en directo por RNE… o el simple hecho de tocar fuera de tu país. Todo se constituye en una experiencia muy enriquecedora.

F. L: Tenéis editado un cd, ¿Cómo fue el proceso de grabación? Cuéntanos qué repertorio trabajasteis y cómo fue la elección de las músicas que lo conforman.

C. T: Siempre tuvimos un compromiso con la música contemporánea, incluyendo estrenos y algunas obras dedicadas a nosotros. Así que el CD, grabado en 2006, registró un repertorio del S.XX, desde la música más ligada a las tradiciones populares como Chapí, los Beatles o el brasileño Nicanor Teixeira, hasta Brouwer o un lenguaje más osado como el del malagueño Antonio de Rojas. El CD incluye también una grabación realizada en directo (¡sin ediciones!) del Concierto Andaluz para guitarras y orquesta de J. Rodrigo. Es un registro de nuestra trayectoria hasta entonces, con arreglos propios y una composición mía, el “Maracatú”. No fue una grabación comercial, y no estará en Spotify… de momento.

F. L: ¿Qué retos os planteáis de cara al futuro? ¿Hay alguna cosa que os apetezca hacer y que aún no habéis abordado?

C.T: Ideas siempre surgen, siempre están ahí, y son muchas. El reto es equilibrarlas con la realidad del día a día de un grupo estudiantil/amateur como el nuestro, y poder seguir creciendo y trabajando sin perder la excelencia ni la ilusión. Así que, tal vez el reto sea ir a por los 50. Pero de manera más inmediata es terminar la gira de este año del 25 aniversario, y luego pasar a la siguiente página: la renovación constante, ese espíritu de fénix tan necesario en grupos como el nuestro.

F. L: En tu música pueden apreciarse influencias de la música brasileña y también del minimalismo norteamericano. ¿Qué otras influencias tienes? ¿Cuáles son tus premisas a la hora de comenzar a escribir una nueva obra?

C. T: Soy muy eclético, escuché desde niño a prácticamente de todo sin prejuicios. Heavy Metal, Stockhausen, Palestrina, Samba… Creo que todo lo que oí y viví son mis influencias, no las elegí yo, digamos. Sencillamente están ahí, latentes, vivas. Y entonces cuando compongo, pues salen.

Si la nueva obra es un encargo, la premisa es la idea y los músicos que me la piden. Me gusta el concepto de “música útil”, que tiene propósito para quien toca y para quien escucha. No veo sentido en programar ejercicios de composición o razonamiento puro sobre pentagrama. Tiene su valor, pero eso para mí no es música de concierto. La premisa es transmitir, decir algo, tener claro lo que se quiere decir, cómo lo vamos a decir, qué sientes cuando lo dices. Y ya está… mi proceso compositivo es muy sensorial. La gestación es larga, silenciosa, interna, pero cuando sale, sale. No me acuerdo de haber revisado alguna de mis obras, o estar buscando “soluciones” para determinado pasaje, o teorizando sobre determinado sentido armónico. No compongo así. De hecho, me hace gracia y hasta me sorprende cuando leo análisis o teorizaciones sobre obras mías… no que estén mal (al contrario), sino porque ¡jamás se me ocurrieron de aquella manera!

F. L: ¿Cómo ves el panorama de la música actualmente? Como profesor ¿qué alicientes crees que tiene hoy en día un alumno de guitarra para emprender una carrera musical profesional?

C. T: Yo creo en la carrera y en la profesión del músico. Creo que es un mercado profesional peculiar, donde – a diferencia de muchos otros – si eres bueno, y eres tú mismo, puedes tener tu espacio. Porque no existe un músico mejor que otro. Decirlo sería decir que un ser humano es mejor que otro, lo que no es cierto. Y nadie puede ser tú mismo mejor que tú mismo. La competencia entre músicos me parece absurda, siempre me pareció. Nunca hice ningún concurso, y no recomiendo a nadie que los haga. Evidentemente entiendo por qué existen y cómo funcionan, pero no juego con esas reglas. Lo que sí existe es el trabajo por realizar para poder hacer la música que te propones, y la mayor o menor identificación con la música de unos o de otros. No creo que Bream sea mejor que Williams, por dar un ejemplo clásico. Simplemente me identifico más con Bream. Tiene más que ver conmigo.

Creo también que la educación musical pasa por relacionarse con gente, y ayudarles a que la música ocupe un bonito y relevante papel en sus vidas y en la vida de nuestra sociedad. No es formar técnica y estilísticamente a instrumentistas. Es desarrollar músicos y potencial musical en personas, desde el punto en el que se encuentren. Y hacerlo con amor. Inspirar servicialmente. Y si algunos de ellos piensan en abrazar la profesión de músico, pues ayudarles, capacitarles, orientarles y apoyarles en un recorrido conjunto.

Pienso que falta en nuestra educación musical – principalmente en los Conservatorios Superiores – asignaturas como la ética profesional. Espacios de reflexión donde hablemos de trabajar como músicos en nuestro contexto occidental del S.XXI. Crear otro ambiente, desarrollar otros paradigmas, fundamentar otras redes.

Cuando mis alumnos pasan al Superior, suelo darles consejos como “nunca critiques a nadie, nunca hables de como toca algún colega, o critiques un profesor, o menosprecies a alguien porque tiene dificultades técnicas, ni te compares con nadie… sé humilde, escucha a todos, respeta los profesores, las opiniones, ve, escucha, observa, aprende. Y luego sé tú mismo, y sé feliz, y haz a los demás felices.” Para mí eso es educación musical y esos son los alicientes para emprender una carrera musical, y no ser famoso, ganar concursos, grabar para Sony o hacerse amigo de este o de aquél otro. Esa es mi opinión.

F. L: Cláudio, fuiste cofundador del Cuarteto Ex Corde y también del Curso-Festival. ¿Cómo fueron esos comienzos? ¿Cómo ves la evolución del Curso-Festival en estos siete años?

C.T.: Me parece admirable que después de siete ediciones el Curso-Festival siga siendo fiel a sus principios y filosofía. Creer en lo que uno hace y hacer lo que uno cree siempre es positivo. Y el fruto está ahí: una programación excelente, las plazas agotadas. Me alegra un montón, porque recuerdo las dudas iniciales que teníamos antes de empezar un proyecto así. Pero es evidente que mereció la pena, y ¡esperemos que siga muchas ediciones más!

Te agradezco que nos hayas dedicado este ratito y tus reflexiones, y por último, ¿Hay alguna pregunta que hubieras querido contestar y no te hemos hecho?

C. T: Jaja, no, no, que ya me alargué demasiado…

Estamos deseando escucharos el próximo sábado 29 en el concierto de apertura -18:30 h. Iglesia San Francisco, Molina de Aragón-. Mucha suerte con los proyectos futuros ¡y que sigáis cosechando éxitos!

Fernando López-Andújar

Cuarteto Ex Corde